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Nuevos sueños


Desde la unidad y el debate fraterno de ideas, aprobamos nuestro programa único y las candidaturas para el 2019

El VII Congreso Extraordinario del Frente Amplio denominado Cro. Gral. Victor Licandro|Cra. Susana Dalmás que sesionó este fin de semana aprobó su programa único, elaborado por cientos de militantes de todas partes del país, de cara a las próximas elecciones nacionales; y lanzó las candidaturas de los compañeros Óscar Andrade, Mario Bergara, Daniel Martínez y de la compañera Carolina Cosse a las elecciones internas de junio de 2019.

 Uruguay es reconocido en la comunidad internacional como un país equilibrado, creíble, responsable, que asumió un camino progresista con firmeza, avanzó en la realización de derechos fundamentales y obtuvo importantes resultados sociales y económicos.

Son esos logros los que nos permiten proponernos hoy nuevos desafíos: un país productivo y creativo, para que cada habitante de la República pueda realizar su proyecto de vida, individual y colectivamente. Producción y creación sostenible, en lo ambiental y en lo humano, para una vida digna.

En 2005 iniciamos un proceso de cambios estructurales, que levantaron los cimientos sobre los cuales asumir la construcción del país del siglo XXI, en salud, en educación, en cultura, en políticas sociales, en lo laboral y salarial, en seguridad social, entre otros. También en el fortalecimiento republicano y de la democracia. La sociedad ha asumido, progresivamente, la construcción y desarrollo de una agenda de derechos y se ha atrevido a explorar nuevas áreas. El país de hoy requiere y permite llegar más lejos.

Una nueva agenda para una segunda generación de transformaciones

En ese proceso de renovación, tenemos algunos desafíos relevantes para construir el futuro:

  • Debe mantenerse la estabilidad económica que permita seguir creciendo, en un mundo de incertidumbres. Nuestro camino de desarrollo requiere combinar simultáneamente el mantenimiento de las responsabilidades macroeconómicas, las políticas de estímulo a las inversiones productivas, una muy vigorosa política de inversiones estatales y un fortalecimiento de las empresas públicas.
  • Hay que consolidar un Estado que vele por el bienestar de toda la población, sin exclusiones. Un Estado inteligente, eficiente, transparente, donde la honestidad sea la guía permanente de su actuación.
  • Debe potenciarse un país de trabajo y aprendizajes, que genere empleo a través de un desarrollo productivo diversificado y sostenible, en el que la iniciativa privada y la inversión directa del Estado se complementen. Un país productivo que apueste a la cultura del trabajo y la formación durante toda la vida.
  • Es momento de desarrollar la nueva generación de reformas con el centro en las personas, en salud, educación, cuidados y vivienda.
  • Es un objetivo mayor la construcción de un país sin pobreza. El centro de las políticas sociales serán todas y todos nuestros niños, niñas y adolescentes. El Uruguay de la próxima década debe ser un país sin niñas y niños pobres.
  • En vivienda e infraestructura hay que impulsar políticas de alto impacto, en el marco de ciudades y espacios inclusivos y accesibles.
  • La salud requiere hoy, tras su universalización, dar un salto en calidad, donde se articulen la promoción, la prevención y la asistencia. Para ello, es necesario concretar los centros de referencia y la complementación de servicios entre los sectores.
  • Habrá que avanzar, aún más, en los caminos de integración e inclusión social, para la consolidación de una sociedad de mujeres y hombres libres e iguales en derechos.
  • La efectividad en la igualdad de derechos de todas las personas, sin discriminación alguna, es una meta realizable y a alcanzar. En especial, la igualdad de género, debe constituir un centro de la política. Sólo una concepción de izquierda, basada en el respeto de la dignidad humana, puede asumirlo plenamente. La igualdad hace la diferencia: más igualdad, más diversidad.
  • Con el Sistema de Cuidados garantizaremos el derecho a la autonomía de todas las personas.
  • La ciudadanía cultural, el efectivo acceso de todas y todos a los derechos culturales, debe ser la guía de un país de cultura.
  • Un país con memoria, que asume el pasado y reafirma la vigencia de los Derechos Humanos.
  • Hay que asumir con firmeza el desafío de la seguridad y la violencia en la sociedad, fortaleciendo las políticas de prevención, disuasión y represión del delito, con la severidad necesaria y adecuada. En particular, ha de combatirse especialmente el crimen organizado y la corrupción. Simultáneamente, han de fortalecerse las políticas de rehabilitación y reinserción social. Todo ello para posibilitar el marco de la convivencia.
  • Debe asumirse plenamente el compromiso con la sostenibilidad ambiental, del desarrollo sostenible. Para ello, habrá de promoverse las cadenas de valor orientadas hacia el reciclaje y la economía circular, los modelos de producción y gestión territorial que reduzcan el impacto sobre la salud y el medio ambiente.
  • El Uruguay del siglo XXI debe ser un país integrado territorialmente, en el que, independientemente de dónde nos toque nacer o residir, cada rincón sea bueno para vivir. La integración requiere de la profundización de las políticas de descentralización, que jerarquicen la toma de decisiones y ejecución a nivel local y, a la vez, se conjugue con la presencia del Gobierno en todo el territorio.

El país productivo, creativo, solidario, debe estar abierto al mundo, con sus principios y rumbo propios. En lo regional, guiados por el sueño artiguista de la integración; en lo internacional, conducido por los principios de solidaridad y justicia, reafirmando el multilateralismo, tanto en lo político como en lo comercial. Una voz y un lugar en la región y en el mundo, independiente, que haciendo valer su trayectoria, capacidades, conocimiento y el trabajo de su gente, sea ejemplo para la construcción de un mundo de libertad, igualdad y solidaridad.

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