Con la llegada del Antel Arena ganó el deporte, la cultura y la integración. La obra no sólo trajo un cambio en la visual de la intersección de las avenidas José Pedro Varela y Dámaso Antonio Larrañaga, sino también una mejor calidad de vida para los y las uruguayas.
Atrás quedaron las imágenes del viejo Cilindro Municipal que albergó tantas hazañas deportivas y varias historias tristes durante la época más negra del Uruguay. El actual estadio polifuncional no solo alberga espectáculos deportivos, desde su inauguración hasta la fecha se han realizado diferentes eventos; desde un mundial de robótica, pasando por espectáculos musicales de primer nivel, hasta la llegada por primera vez de la UFC y la NBA.
A la obra inicial de 36.000 metros cuadrados, se sumaron 5.700 metros cuadrados para la construcción de una escuela pública y una cancha de fútbol. También se sumó la construcción de 2.400 metros cuadrados del anfiteatro con capacidad para 1.100 personas, y un estacionamiento para 1.300 vehículos, lo que dejá como resultado más de 9 hectáreas de parque urbano.
Su costo se estimó en 1.787 dólares por metro cuadrado, mientras que construcciones similares en otros países implicaron valores de entre 2.064 y 16.000 dólares por metro cuadrado.
En relación a la constitucionalidad de esa construcción, pese a los constantes cuestionamientos sin fundamentos de la oposición, varias bibliotecas fueron consultadas; entre ellas la Facultad de Derecho, junto a otros informes jurídicos de la asesoría letrada de Antel y del Tribunal de lo Contencioso Administrativo.
En todos los casos fallaron a favor estableciendo que la obra se ajusta a derecho y no violó ningún punto de la Constitución de la República. La transparencia estuvo desde un principio, para llegar a la fase final de la obra se presentaron 73 proyectos arquitectónicos a un llamado abierto que pasaron por diferentes etapas que finalizó en el actual complejo polifuncional.