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País futbolero


El Uruguay vive el fútbol con pasión y euforia. Algo que para muchos es un simple deporte, para los uruguayos es parte de la identidad nacional. Es una pación democrática que llega a la sociedad toda sin distinción.

Todo comenzó por el fútbol. En 2010, cuando Uruguay debutó en el Campeonato Mundial en Sudáfrica, y la selección uruguaya enfrentaba a Francia, el Ministro del Interior, Eduardo Bonomi, concurrió a presenciar el partido a la embajada de Francia, para verlo junto a estudiantes uruguayos y franceses en pantalla gigante.

Esa ocasión sirvió para sembrar la iniciativa de ver los partidos con estudiantes, con el objetivo de fomentar valores como la sana competencia y la amistad por encima de rivalidades o fanatismos. Fue el comienzo de lo que terminó siendo “Pelota al Medio a la Esperanza”, un programa dedicado a los estudiantes con el objetivo de forjar un cambio cultural que devolviera los valores de deportividad y fraternidad deteriorados, entendiendo que ante situaciones de violencia e inseguridad debe primar la convivencia. La apuesta está en las nuevas generaciones.

El nombre “pelota al medio” involucra la idea de poner el tema sobre la mesa y la “esperanza” refleja el sentimiento de confianza en que la solución es posible.

En la iniciativa, originada en 2010 desde el Ministerio del Interior, han participado más de 10.000 niños, niñas y jóvenes, quienes utilizan la práctica de deportes y las actividades educativas y recreativas como forma de promover la construcción de vínculos con la sociedad.

En los últimos años se trabaja semanalmente con 2.500 jóvenes de centros educativos de primaria y secundaria. El programa incluye otras propuestas sociales con el fin de crear un espacio educativo, recreativo y de esparcimiento, en el que los jóvenes de zonas vulnerables puedan disfrutar del deporte en un ambiente de respeto, responsabilidad y tolerancia.

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