Se trata de un componente más de un conjunto de políticas llevadas a cabo, que brinda una oportunidad para personas que sin este apoyo no podrían mantenerse en el sistema educativo. Es un compromiso con la estrategia “Cultura del Trabajo para el Desarrollo”, sostuvo su director general, Eduardo Pereyra. Puntualizó que se llega a todos los departamentos del país y que el 51% se otorga en Montevideo y Canelones.
En 2018, fueron 7.200 jóvenes los beneficiados, tras una inversión de 2,7 millones de dólares. Cada estudiante recibe cuatro bases de prestaciones.
Ejemplo de esto es el programa Yo Estudio y Trabajo, cuyo objetivo es ofrecer una primera experiencia laboral formal a jóvenes estudiantes de entre 16 y 20 años, para desarrollar competencias transversales que les permitan desempeñarse en el mercado de trabajo y asegurar la continuidad en el estudio.
A la vez que se promueven las becas para el interior del país, se fortalece junto con UTU propuestas técnicas para proyectos que se demandan en algunas disciplinas como hidráulica, gestión de procesos industriales o neumáticos.
Por su parte, el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Wilson Netto, señaló que las becas de estudio “están vinculadas a un apoyo económico a padres y madres jóvenes o casos en los que se necesita alojamiento, traslados o compras menores para que el joven pueda concentrarse en el estudio”.
Como ejemplo citó la carrera de Tecnólogo en Biotecnología que desarrolla la UTU en Pando, que es la única en todo el país que tiene al 100% de sus alumnos becados, con muy buenos resultados.