La tensión fundamental de esta época se expresa entre nuestras formas de producir y consumir y la sustentabilidad del ambiente. El cambio global, con un planeta que se calienta y ecosistemas clave en franco proceso de degradación y fragmentación, afecta especialmente a los más vulnerables.
Ambientarse es asumir esta realidad con responsabilidad, valorar que el tema ambiental ya no es uno de la lista, que ya no es suficiente con declarar la importancia de cuidar el ambiente.
Ambientarse es asumir con políticas y acciones, con reflexión y encuentro la construcción de alternativas para un desarrollo verdaderamente sostenible.
El FA se ambienta con la ley de bolsas, de agroecología y residuos, se ambienta con espacios de discusión permanente para la construcción de políticas ambientales y se ambienta con un programa que incorpora la dimensión ambiental como estratégica.
Tenemos el desafío de elegir cómo continuamos transitando la construcción social y colectiva de un país ambientalmente sustentable, naturalmente solidario, sobre un proyecto de territorio ordenado y orientado hacia el desarrollo sostenible con inclusión e integración social, como definen las bases programáticas para el próximo período de gobierno.
Por lo que supone en términos éticos y políticos, el compromiso con el cuidado de la naturaleza es también el compromiso con una sociedad más justa, libre y plena en derechos para todas y todos, en esta y futuras generaciones.